Para muchos, peligro al acecho. Para otros, "Chávez tiene derecho a defenderse". Lo cierto del caso es que la estabilidad regional está al borde del abismo. Como si esto fuera poco, con el paso de los días se evidencia aún más el ánimo belicista con el que el presidente de Venezuela pretende manejar las relaciones con Colombia.
Al cierre del día, periódicos como El Tiempo y El Espectador anunciaron en sus páginas de Internet que los ministros de Defensa y los Cancilleres latinoamericanos asistentes a la Cumbre de Unasur en Quito (Ecuador) no llegaron a ningún concenso respecto al tema de la llegada de personal militar norteamericano a siete bases colombianas, asunto que preocupa sobremanera al presidente Hugo Chávez. De igual forma, se dio a conocer que Colombia estaría evaluando su permanencia en la Unasur, pues los demás países miembros no hicieron eco a las peticiones de Colombia, tal como lo afirmó el ministro de Defensa de este país, Gabriel Silva Luján:
"Nos preocupa el armamentismo regional, el tráfico de armas, el tráfico de drogas, el lavado de dinero, nos preocupa todo lo que está ocurriendo y esos temas no pueden ser secundarios. Si los otros países quieren colaborar con Colombia, si quieren respuestas y garantías de nuestra parte, también las tenemos que recibir de otros países. No podemos aceptar cómo otros países se arman agresivamente alrededor nuestro y no pasa nada".
Así las cosas, el problema regional está que 'arde'. Sumado a esto, Chávez enciendió aún más la hoguera anunciando el pasado fin de semana que el gobierno ruso otorgó un crédito por varios millones de dólares para la compra de armas, dentro de las que se incluyen misiles tierra-aire con alcance de 300 kilómetros, tanques de guerra y submarinos.
Nunca antes los colombianos y venezolanos habían estado tan cerca de una confrontación bélica, como desde aquel incidente originado por el ingreso de dos corbetas de la Armada Colombiana al Golfo de Venezuela, el 19 de agosto de 1987.
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