lunes, 9 de noviembre de 2009

De psicópatas y enfermos mentales...


*Foto: El Espectador. Orlando Pelayo, quien mandó a asesinar a su propio hijo.

Sí, así es. Colombia tristemente se nos ha ido convirtiendo en una fábrica de psicópatas y enfermos mentales. Desde luego, no es mi intención afirmar con esto que 'todos' los colombianos seamos así. Me refiero únicamente a una minoría que hace tremendo daño al país, pero a la cual debemos prestar la debida atención, pues su número de desadaptados sociales ha venido en aumento según cifras de Medicina Legal, la Policía, la Fiscalía y los medios de comunicación.

Casos aberrantes de maltrato, violaciones y asesinatos de niños y niñas, lo confirman. Aún no superamos la nefasta cadena de crímenes protagonizados por Luis Alfredo Garavito Cubillos -quien asesinó a cerca de 200 menores en diversas regiones del país- cuando nos enteramos a través de los noticieros de televisión, la radio y los periódicos, de que muchos asesinos, psicópatas y enfermos mentales aún andan sueltos.

El caso más reciente: el asesinato del niño Diego Andrés Vera Velásquez, ocurrido en el municipio de San Carlos (Antioquia). También retumban en la memoria de los colombianos los casos del pequeño Luis Santiago Lozano (asesinado por orden de su propio padre), y el de Esteban Alejandro, un bebé que fue arrojado por su propia madre, Johana Andrea Macías, a un abismo en el Cañón del Chicamocha (Santander).

En la mayoría de estos hechos, se evidenció el cinismo con el que actuaron los asesinos, quienes no mostraron ningún tipo de arrepentimiento, lo cual es típico de una patología psiquiátrica. En el caso del pequeño Luis Santiago, su padre tuvo el descaro de organizar marchas para clamar por la liberación y pronta entrega de su pequeño, cuando para entonces, éste ya había sido asesinado.

Lo mismo ocurrió con Esteban Alejandro, el niño de Santander. Su madre pegó carteles, solicitó la ayuda de los medios de comunicación, recibió la colaboración de la Policía y demás autoridades, y al final se descubrió que ella era la asesina.

¿Qué nos está llevando a que cada día ocurran más casos aberrantes como estos? ¿Por qué nos hemos llenado de psicópatas y asesinos? ¿Qué origina estas conductas, que tan sólo el año pasado dejaron 900 menores asesinados?

LO QUE DICEN LOS EXPERTOS

Según varios expertos en psiquiatría, estas conductas de padres maltratadores y asesinos obedecen muchas veces a trastornos psicológicos sufridos con anterioridad, a la extrema pobreza, a la depresión, a los problemas conyugales y laborales, a antecedentes de abuso infantil, drogadicción, alcoholismo y hasta a embarazos no deseados, situaciones que desde luego, no se pueden tomar como excusa para perpetrar estos abominables crímenes o abusos en contra de los menores. Pero lo que sí es cierto, es que Colombia reúne estas 'características especiales' que sirven como 'caldo de cultivo' para que cada día se creen más monstruos al estilo de Garavito u Orlando Pelayo, el padre de Luis Santiago.

UNA CIFRA PARA REFLEXIONAR

Y atención a esto. Un artículo del periódico El Tiempo, publicado el 20 de junio de 2009, dio a conocer que "el 54% de los embarazos en Colombia no son deseados, según cifra presentada en la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Profamilia (2005)". Esto demuestra que aún falta en el país mucha educación en el tema de salud sexual-reproductiva. Del mismo modo, esta cifra habla por sí sola y podría estar relacionada con la excesiva violencia que hoy en día sufren nuestros niños y niñas.

*Nota: En un próximo post, trataré el tema de la violencia descarnada que sacude a nuestro país, propiciada por paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes, a quienes nadie les podrá ganar en el mundo su deshonroso primer puesto como los mayores 'asesinos en serie'.

1 comentario:

Vamonos dijo...

Ve hombre, no nos sigamos engañando, la superpoblación que sufrimos tiene el inconveniente que es de gente sin educación, sin valores, y de una edad muy difícil de manejar. No olvidemos que Europa, aunque suene trágico y macabro, se limpió con las dos grandes guerras mundiales, y en el pasado, con las pestes, las hambrunas, y las migraciones. La migración en cantidades patrióticas, es la solución menos sanguínea a nuestro caos deribado por la educación religiosa y por supuesto escasa de tecnología y de investigación. ¡Váyanse los que aún pueden! Y el pueblo es sabio, pues eso ya lo sabían muchos, porque lo que viene es sangre derranada, la anterior violencia es apenas una leve llovisna o una quebrada de invierno.